Rompiste las barreras de la distancia, velocidad y altura


Tú rompiste las barreras de la distancia, velocidad y altura.

A ti no te importó que este corazón loco, tonto e inmaduro en su mayoría pusiera mil pretextos para no poder con algo, tú subiste 4,600 metros sobre el nivel del mar para poder proponerme un por siempre, recorriste 4,535 kilómetros de distancia para demostrarme un por siempre y viajaste a la velocidad de la luz, o me atrevería incluso a decir que más rápido, para conquistar mi corazón.

Tú viniste a demostrarme que todas aquellas viejas historias de amor que escribía podían convertirse en realidad, que no solo las iba a poder sentir en palabras, sino que sería posible sentirlas en detalles, en experiencias, en tus manos y en cada sonrisa que día a día me estabas robando.

Viniste a decirme de la manera más silenciosa, con cada acción, que yo merecía mucho más de lo que creía.

Llegaste a devolverme toda esta energía, todas estas ganas de amar bonito, mucho y en grande, de llenar de palabras bonitas mis escritos, de llenar de canciones alegres mis oídos, de llenar mis manos de pintura y muchos colores mis dibujos, todos y cada uno de ellos con el propósito de demostrar amor, de dar amor.

Llegaste justo en el momento en el que yo necesitaba sentirme más segura, más bonita y más querida. En el momento exacto para tomar mi mano, llenarme de palabras hermosas y de gestos perfectos que me dieran ese impulso para salir de mi capullo y empezar a bailar sobre una hoja mostrando mis alas de colores a todos, de aprender a volar más y mejor cada día.

Llegaste como el perfecto príncipe de cuento de hadas que siempre espere tener, con el perfume perfecto, los ojos perfectos, la altura perfecta, la sonrisa perfecta, las metas perfectas, la madurez perfecta y las altas y bajas perfectas de un día a día.

Llegaste para quedarte, porque espero que te quedes, porque el día a día es maravilloso y lleno de vida a tu lado. Porque juntos hemos creado una vibra y energía perfecta, un amor estable, bonito y seguro. Un amor de confianza y cuidado. Un amor perfecto.


Porque yo prometo que, así como tu llegaste a darme el aliento que necesitaba en el momento que justo lo necesitaba, yo no me cansaré de darte la mejor versión de mí, de compartir lo mejor contigo, de apoyarte en todos tus sueños y metas, de quererte y alentarte a ser siempre mejor, de hacerlo rompiendo siempre las barreras de la distancia, velocidad y altura.


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