Esto también pasará

Este año conocí magia sin truco, amores que matan, momentos eternos, buenas víctimas, malos arrepentidos y almas verdaderas. Saque mi parte más débil y comencé a conocer mi parte más fuerte.

Supe que había demasiadas cosas que tenía que aprender, a hablar con la verdad siempre, no mentir y guardar sentimientos por no ser correspondida igual, porque aunque la otra persona no lo sienta, que tú no lo digas no cambiara el hecho de sentirlo, te liberarás y sentirás fuera todo para poder aceptar y seguir.

Aprendí que tengo la obligación de probar todo, siempre y cuando no me lastime a mí misma, me haga daño y ponga en peligro mi salud física y mental. A dejar ir a las personas que solo llegan a repartir sus quejas, a contagiarte de sus problemas y a transmitirte sus malos humores, pues no somos botes de basura de nadie. A no permitir que la persona que amas ocupe todo tu ser y tu mente, para que puedas tener un lugar para ti. Amar no es desaparecer ni poseer.

Aprendí que hasta las personas que más amas te fallan, pero que eso no es motivo de no perdonar siempre y cuando sientas que eso te podrá dar paz a ti. Que hay personas que por más que traten de encajar, tu propio ser no logrará aceptarlos, no porque exista la crítica ni la jerarquía, sino al contrario porque existe la elección de saber quiénes si y quiénes no. Que nadie debe ser tratado mal, ni la persona que más te daño, porque al final lo que haces es reflejo de lo que eres.

Este año conocí lo que es el dolor al pecho, el no poder retener las lágrimas porque de verdad le está doliendo al alma. Con todo ello conocí lo que el verdadero amor es y qué verlo irse si se siente. Que el verdadero amor lo sentí en amistades, familia y amores.

Entendí que serte fiel a ti mismo es la verdad del alma, que no existe la frialdad ni la duda, si no el miedo a actuar por lo que quieres y si no sabes que quieres actuar para encontrarlo. Que lo que amabas ayer, probablemente hoy ya no te guste. Que si no tienes un plan no es porque no tengas una meta, sino porque apenas estas aprendiendo para poder llegar a ella. Que si fallas lo aceptes, el miedo a ser “malos” hace que prefiramos ser “buenas víctimas”, dolientes formales, mártires felices para no correr el riesgo de equivocarnos.

Aprendí que el amor no se puede poner en escalas grandes, solo es medible en dos: quieres o no quieres. Que todos tenemos nuestro universo interno y digo todos. No importa que tan aburridos o negativos sean en el exterior, dentro de ellos existen universos de tonterías, risas, imaginación y sueños. No existe solo un universo, existen 100, que digo 100, millones de ellos.

También me conocí más, supe que cuando necesitaba escapar de la realidad y meterme en mi mundo mis baños nocturnos duraban 2 horas, que ponía las canciones más deprimentes para sacar todo y terminaba con “I will survive” o “Strong enough” para saber que estaría bien. A pesar de saber que para mí todo se hace a escala mayor, este año pude ver que ni el peor amor, ni el peor dolor mi hizo querer tirar todo ni negarme a seguir siendo feliz, ni a seguir encontrando más cosas que me llenen.

Me lo han dicho y sé que es cierto, son largos días de superación personal cuando no estoy con nadie para poder sentirme bien, pero así soy yo. No es que necesite a alguien para sentirme bien, pero soy de las que disfrutan de la compañía de alguien más en su camino y sí me gusta sentirme amada, digo a quien no le gusta. Sin embargo lo que aprendí este año caminando solo conmigo fue que es maravillosa la auto presencia, que el silencio de los ajenos es bueno porque puedes gritar tanto de ti que no habrá nadie que diga que no. Que no es autoestima lo que nos hace falta al estar solos, amarse a uno mismo para poder amar a los demás, de ser el pilar del desarrollo. Lo que hace falta es conocerse a uno mismo, ¿Cómo piensas amarte si ni siquiera sabes quién eres?

Yo pienso que en vez de decir amarse a uno mismo sería más correcto decir dejar de odiarse, dejar de juzgarse y criticarse. Tratar de cambiar, de mejorar y de ser diferente. Lo que realmente se necesita no es un autoestima mejor, si no aceptación. Aceptar que no eres perfecto, que miren como desespero, soy impaciente y tan aferrada que por más que la vida me diga una y mil veces que no sea tonta, probablemente lo vuelva a hacer. Que sé que puedo ser insoportable, odiosa y el 90% de las veces tan cerrada que por miedo a no obtener lo que quiero no digo lo que siento.

Pero así soy yo, y sé que no soy perfecta y sé que tengo que trabajar en muchas cosas en mí, pero también acepto que soy capaz de romper silencios con mis tonterías, hacer sonreír a los demás con mi sonrisa, de ayudar y dejar algo de mí en este mundo. Sé que para amarme necesito aceptarme y aceptar que no a todos les va a gustar eso, pero a quienes lo hagan realmente vale la pena la presencia y esencia en mi vida.

Descubrí que soy buena para muchas cosas y muy mala para otras tantas. Pero he tratado y eso es lo que importa. Que si no vas por todo, ¿A qué vas? Que la vida es realmente sencilla y que solo la complicamos por el placer de hacer más duradero todo, cuando en realidad lo que se está extendiendo es el sufrimiento y la falta de salud mental que tendrás.

Que si asusta pensarlo es porque quizá sea buena idea intentarlo, que no daña lo que falta sino la creencia de que lo necesitas, que si no te llama es porque no quiere llamarte, que si te trata como si le importaras (perdón la expresión) una mierda, es porque efectivamente, le importas una mierda. Que no existe la confusión, ni la desilusión ni el así soy porque así me hicieron. Nadie es trágicamente afectado por sus experiencias pasadas, necesitados de ayuda, necesitados de tiempo. Que todo se divide simplemente en los que te quieren y en los que no te quieren. Lo demás es puro pretexto.

Que este año no lo catalogaría como feo sino como diferente. Lleno de aprendizajes, de momentos únicos. Fue un año muy fugaz, pues mucho de lo que llegó ya no está y mucho de lo que no llegó se transformó.

Que este año disfruté más las salidas con mis amigas, esas pláticas de horas, esos dramas y esos bailes de jueves por la noche. Que disfruté a mis amigos y conocer el mundo que los hombres traen consigo, esas tardes tirados en el pasto escuchándolos hablar de mujeres, aprender tanto de sus tonterías y su mundo y apreciar el cariño sincero que con ellos traen. Los fines de semana en familia, desear que la semana pasará volando para poder ver a mis personas favoritas y sentirme protegida, amada y sobre todo en casa.

Qué este año vi los mejores atardeceres, las mejores lunadas, vi tantas madrugadas y me perdí en ellas. Qué viví las mejores historias que he vivido y conocí a las personas más raras que he conocido. Que me enamoré como loca una y otra vez de la misma persona y que conocí gente que sé que a pesar de no ser, me hizo. Qué leí los mejores libros y escribí las mejores historias. Que aprendí tanto sobre números y pensamiento y me di cuenta que voy por el camino de lo que quiero.

Que me enamore de frases como “Los corazones rotos se curan, los corazones protegidos se convierten en piedras”, que a veces pretendemos ser tanto algo, que olvidamos que lo que somos es mejor que eso. Que negar una historia no la hace inexistente.

Que es difícil entender y asimilar los dolores y no obtener lo que se desea, pero que para nada es imposible. Se necesita dejar de pelear con aquellos recuerdos que solo lastiman, desechar todo aquello que deprima y atormente. Aterrizar a la realidad, dejar todo atrás, sonreír a los problemas y entender que la vida sigue y debes continuar con ella.

Que fue un año bonito, porque todas las lecciones por las que pase me llevaron a donde estoy, a poder decir soy feliz, porque estoy bien con mi persona, y aunque a mi alrededor todo no esté bien, la raíz está brotando bien.

Me di cuenta que los estereotipos matan y que querer ser muchas cosas está bien, digo voy a ser una ingeniera voleibolista que escriba cada logró, cada lección, cada amor y cada decepción y más que eso soy esa mujer que toda la vida cantará a todo pulmón “ COME AND TRY A LITTLE, NOTHING IS FOREVER, THERE´S GOT TO BE SOMETHING BETTER IN THE MIDDLE”.



Que como bien lo han dicho y bien me lo compro: “Sí, soy esa mujer que siempre pierde porque siempre arriesga. Soy esa mujer a la que le fascina dar todo. Nunca doy nada a medias porque no me gustan los amores en pobres versiones incompletas. Soy esa mujer loca, sentimental, libre, soñadora, decidida y muy desmedida a la hora de amar. Y es que así soy yo, soy esa mujer a la que en más de una ocasión ya le han herido el corazón, pero soy terca y rebelde y a pesar de todo aquí seguiré, como siempre, creyendo en lo mejor, creyendo en el amor. Amor de pareja, amor de familia, amor de amigos, amor a lo que hago, amor a la vida y amor a mi persona,”


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