¡Qué bonito es ser mexicano!


Me encanta presumir lo precioso que es mi país.

Créanme, nunca le había tenido tanto amor como lo he hecho estos últimos tres meses.
Es precioso vivir un día a día con las hermosas costumbres que tenemos, pero cuando están lejos, saben más, te pintan la piel de verde, blanco y rojo a todo lo que da.

Soy muy afortunada del México en el que he crecido, es un lugar tan mágico y bello que merece que no solo se hable de el como un lugar “inseguro y malo, políticamente hablando”.

Créanme que somos unos chingones. Con todo lo que le corresponde a esa palabra. Tenemos la gastronomía más rica y más completa del mundo. Nunca antes había preparado tortillas, pan de muerto o mole viviendo en México, porque repito, cuando lo tienes todo, es muy difícil apreciarlo.

Por supuesto que sé que no tienen el mejor sabor pues yo conozco los buenos sabores, pero la gente de fuera podría catalogarme como chef en un dos por tres. Se maravillan incluso con una tortilla de maíz fría, se sorprenden al probar los elotes con mayonesa y queso, quedan fascinados de cuanta salsa le pongo a mi comida, mientras yo solo pienso que mi papá estaría avergonzado de lo poco que como picante. Aman la forma en como le pongo aguacate y jitomate a todo, y miren que siempre lo corto bien feo.

¡La comida mexicana no tiene madre!

Me encanta pasearme con mis aretes artesanales y mis dos trenzas en el cabello. La gente aquí es tan práctica, que siempre llevan el cabello suelto; Pero a mí me encanta hacerlo diferente. Y cada que voy en el autobús y observo el tipo y cantidad de trenzas que llevan las mujeres africanas en el cabello, no me queda de otra más que reírme de mi peinado práctico y decirles lo hermosas que se ven, como buena mexicana cálida.

Nuestro idioma es la mejor parte. Yo nunca digo groserías, pero me matan las ganas de decir todas las que se me cada vez que los escucho solo conjugar “fuck” y “shit” para expresarse.

Disfruto hablar en español y enseñarles unas cuantas palabras, porque su “buenas noshes”, “Mejíco”, “Puert Vaiart” me encantan. También se siente increíble cuando te topas a otro Latino y la vibra alegre se siente. Expresarte con todo nuestro amplio vocabulario y señas, es increíble.
Eso del contacto físico es impresionante. Cuento las veces que he saludado de abrazo a alguien y me sé de memoria las 3 veces que he besado a alguien en la mejilla. No es que me guste que todo mundo me esté besando y abrazando todo el tiempo, pero ¿En qué momento las relaciones de afecto  se consumieron aquí?

El mundo está repleto de paisajes mágicos, de países preciosos, de culturas mágicas y diferentes, de lagos, ríos y mares extensos y estoy encargándome de conocer al cien por ciento lo que mí tiempo, presupuesto e interés me dé. No voy a cometer el error que he cometido toda mi vida estando en México pensando que, porque “San Miguel de Allende está a 40 minutos, luego voy”, “Si tomo el camión a Chiapas son 8 horas, mejor me compro estos pantalones”, etc.  sea un buen pretexto para no hacerlo. Porque la verdad es que tenemos tantos lugares mágicos en México por conocer, tantos lugares que ni la mejor postal de Europa se compara, que de verdad tenemos que aprovechar.

La economía del mundo funciona igual en todos lados, si eres mexicano y vienes a Canadá, tienes que pagar los mismos impuestos que un canadiense, aunque tú no recibas los privilegios que ellos gozan, si vas a viajar internamente en el país, debes pagar boletos completos y más caros, porque necesitas tramitar permisos, comprobar cosas, etc.

Nada cambia en México, ¿Quién no ha ido a la playa y ha visto que un gringo paga 200 pesos por unas conchitas del mar?

La dinámica es la misma, por ser extranjero, pagas más de transporte. Por ser extranjero, tus hoteles son más caros, etc. Y no tiene nada que ver que el apellido de todos los mexicanos sea “Saber regatear”: pero si tenemos a nuestro alcance todas las maravillas mexicanas a precios muy buenos simplemente por ser mexicanos, debemos aprovecharlo.

La verdad es que me siento muy orgullosa de ser mexicana a pesar de todo lo que hemos estado viviendo en el país estos últimos meses con la política, los temblores y la delincuencia.
Porque somos unos chingones. Somos esas personas capaces de ayudar a nuestro prójimo pese a todo, no será un orgullo decir esto, pero somos esas personas capaces de compartir un chisme millones de veces en redes sociales y entre la gente hasta hacerlo viral. Somos esas personas capaces de ser “todólogos”.

Solo nos hace falta la capacidad de saber enfocar, de saber utilizar nuestras buenas cualidades para no compartir un chisme viral, si no para compartir nuestras opiniones, nuestros derechos. Para dejar nuestra alta capacidad de habla de lado, y empezar a poner en marcha nuestra Licenciatura en Todología para hacer a este país crecer.

De nada va a servir si nos sentamos a quejarnos de nuestros políticos, de nuestra situación actual, si solo estamos haciendo eso, sentarnos y quejarnos.

Lucha por lo que merecemos, grítalo, exprésalo, pero haz algo. ¿Quieres cambiar a México? Cambia primero tú.

Sé esa persona que tanto deseas ver en el “Poder” para tu familia, tus empleados, tus conocidos. Y entonces ahí, exige lo que merecemos.
Porque para el mundo, nosotros ya somos un país y una cultura chingona. Y gente chingona, merece cosas chingonas; Así que a chingarle.




¡Ay, qué bonito es ser mexicano!

Comentarios

  1. Me complace tu artículo. Ya basta de solamente hablar de los problemas y violencia, políticos, etc. Ver todas las cosas buenas que tenemos y que en conjunto hacemos este país maravilloso.

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