Amor de hija
Mamá, gracias por enseñarme a gatear, a dar mis primeros pasos, a caminar, correr y volar.
Gracias por haberme dicho siempre a la hora de cocinar “hija presta atención, para que puedas ser capaz de cocinar tus propias porciones”.
Gracias por siempre ser mi alarma, mi agenda, mi almohada para dormir y para llorar.
Gracias por tus abrazos infinitos y por siempre caminar conmigo, de frente y sin miedo al andar.
Gracias por siempre pedirme que te avisara cuando llegara a casa, por preocuparte por mi cuando peor me sentía y por mandar conmigo a todos mis viajes ese sobre equipaje de medicinas y chamarras para que nada me faltara.
Gracias por ser siempre la
mediadora de la casa, por ser mi sexto sentido cuando lo pierdo y por todos los
días recordarme que el amor es verdadero.
Gracias por la hermosa familia que trajiste a mi vida, por enseñarme el valor de las cosas y por ser el ejemplo de mujer exitosa y perseverante que espero llegar a ser algún día.
Gracias por ser mi “tiende
tú cama o no dormirás a gusto por la noche, lava tus trastes cuando los uses o
tendrás que pasar horas lavando los desechos de la semana, separa tú ropa por
colores o tendrás que usar el mismo siempre, recoge tus zapatos o se los va a
comer tu perro”.
Gracias por ser mi chofer, mi chef, mi doctora, mi secretaría, mi maestra, mi “todóloga”. Gracias por aprender a reparar las persianas y por aprender jardinería para que el “no te cambies con la ventana abierta, te pueden ver” no pasara y para que el “la casa con flores es más bonita” siempre estuviera.
Gracias por tus consejos de
mamá, que me hacen reventar en el momento, pero me hacen agradecer segundo a
segundo no haber errado de la peor manera.
Gracias por tus canciones de cuna con sonido a “duerme luz de amor, duerme lucero del cielo, guarda al soñar esa mirada de Dios”, por tus poemas matutinos de amor a tus 3 piojas y por los caldos de pollo y abrazos de mamá todos los martes.
Gracias por ser mi banco, por ser mi sombra y por siempre ser mi amiga.
Gracias por apoyarme con mis decisiones de adulta aun cuando dentro de ti no quieres que tú pequeña crezca, por ser mi mejor fotógrafa, aunque siempre termine borrando 30 fotos iguales y movidas.
Gracias por cantar conmigo Michael Bublé en la camioneta y soportar mi música que tanto te choca.
Gracias por tus risas eternas y por tus brazos siempre presentes.
Gracias por darme el universo en tus pecas.
Gracias por tus ojos de mar, tus rizos de sol y por tu voz suave.
Gracias por ser tú, gracias
por ser mi mamá, gracias por haberme elegido, por haberme criado, por haberme
formado como la mujer que hoy por hoy soy.
Gracias por regalarme el
amor más incondicional, verdadero y puro.
Gracias por siempre
envolverme en esa burbuja de amor, gracias por llevar tus manos al corazón y a mí
para pronunciar silenciosamente un “Yo te amo”.
Gracias por siempre apoyarme
aun estando tan lejos, por no dejarme caer y por siempre, siempre, siempre darme
ese empujón a salir adelante.
Gracias por tu “such is life”, por tu “está del nabo” y por tu “Ay Celia loca”.
Podría agradecerte sin parar
por horas, pero solo tú sabes cómo resumir esto:
“Cierra los ojos Fabritzia, lleva las manos al pecho y siempre se agradecida con la vida. Gracias, gracias, gracias”
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