Me gustas, pero me gusto más así

No cambian los lugares, cambia la esencia, cambias tú.
No cambia como te sentiste, que hiciste y porque lo hiciste, cambian tus pensamientos sobre eso, cambia la ideología que tenías y se modifica la emoción de volver a sentirlo.

No cambio nuestra relación, cambiaste tú y cambie yo.  Cambio lo que sentimos y cambio el presente. No tocamos el pasado, a pesar de que tratamos de cambiarlo, no lo logramos. Cambió mi piel al volver a verte y cambiaron mis ganas de decirte lo bonito que es tenerte. Cambio el sentirte, el besarte y el tocarte. Seguía la misma persona que conocí frente a mí, seguía tu misma alma, presencia, seguía tu piel y tus manos, esos labios y esa voz. Seguía tu clásica forma de ser. Tus tonterías y tus ganas de ser mío, sin perderte. Seguía mi misma locura, mi tercer amor y el más destrozaste. Todo seguía igual de apariencia, hasta tus mentiras y ganas de decirme que ya estabas cambiando y seguía ahí mi misma risa burlona diciéndote que fueras realista conmigo, que eso te lo creería cualquiera que no te conociera de pies a cabeza como yo.

En realidad todo seguía en su lugar y con la misma rutina de los últimos meses, nos hablábamos peor que cualquier ser humano, nos decíamos cosas hirientes y a los dos, tres o tal vez cuatro días el que había herido terminaba buscando y disculpándose con el otro. Nos veíamos un día y nos encargábamos de abrir todas las cicatrices que nos daba tiempo en esas dos o tres horas que nos juntábamos. Lo más cercano a la apariencia exterior que sufrió un cambio fue que por primera vez fuiste sincero, no dijiste ni te quiero ni te necesito, ni me miraste como si fuera la vida misma y por mi parte no sentí la necesidad de que lo hicieras, es más ni siquiera mencione nada cursi y meloso, probablemente lo más cercano fue decir como broma que hace un año exacto habíamos empezado esa unión de amor que creamos, pero en fin si no lo decía hubieras pensado que no era yo.

Andabas de malas, nada nuevo y yo con flojera de tratarte, ninguna novedad. Bueno tal vez por el hecho de que no traté de complacerte y alegrarte, simplemente decidí dejarte ser y sentir. Empezaba a poner toda mi teoría en práctica y a ver que efectivamente funcionábamos esos 15 o 20 minutos juntos y después las 2 o 3 horas y tres cuartos de la que quedaba para ti era más interesante mirar tu celular o dormir. Antes hubiera llorado o te hubiera insistido, ahora solo me voltee y seguí haciendo mis cosas. Yo sé que esas reacciones te desconciertan y tanto te conozco que tu clásica pregunta de qué tienes era porque estaba actuando conforme a lo que tú hacías, no conforme a lo que querías que pasara.
Obvio soy humano, y obvio te sigo amando de no ser así ni siquiera te hubiera contestado y ni siquiera te hubiera visto, obvio lo sabías, porque es inevitable que no veas como te abrazo y me protejo en ti. Pero ahora entiendo que no porque te amé, tenía que sufrir y seguir llorando.

Poco a poco me di cuenta que todo lo que exteriormente cambió, internamente se desbordo.
No habías cambiado tú, la que estaba cambiando era yo. Tonto verte, claro que lo sé, porque podría evitarme todos estos escritos si no lo hubiera hecho y más que eso me hubiera evitado mi sentimiento por ti, pero entonces no podría estar dándole un final a lo que inicié. Te amo *me muero de ganas de introducir tu nombre en este espacio* pero mi amor por ti ya estaba cambiando de rumbo, me encantó estar contigo, pero entendí que obligarte a que estuvieras bien conmigo y que me abrazaras y que me volvieras a decir una vez más que era yo y todo lo que te salía a la perfección decir era exhaustivo, negativo y posesivo. Que mi tranquilidad y paz eran más fuertes que mi necesidad y capricho. Me gustó verte pero me gustó más que pudiera seguir haciendo mis cosas mientras tú te ponías al tanto de Facebook y tus intereses.

Ya ni siquiera tengo ganas de mandarte nada, ni traté de detenerte en la puerta cuando te ibas, esperó que nadie que lea este último párrafo crea que esto es una historia de amor. Si algo aprendí con él es que una cosa es amar a alguien y una muy diferente que ese amor por alguien sea una linda historia.

Vivo en el cambio, en el cambio de la flojera hacia esto, en el cambio de vida que merezco. Amo nuestras tonterías y podría seguirte viendo ocasionalmente, pero amo más lo que soy cuando tú ya no estás.

Amo lo que produzco yo sola, amo lo que creo y amo mis defectos. Cambió mi percepción de amor, de posesión y de necesidad. Empecé a llenarme de mí, de mis esperanzas, de mis metas, de mis sueños y de mis ilusiones. Enfoque ese amor que tanto creía ideal en un amor real. Ya no me levanto esperanzada de un mensaje, de un pensamiento o de un sentimiento, me levanto esperanzada de mí, de mi humor, de cómo me brilla el día y de todo lo que haré para cada día ser más mía.

Es difícil, porque claro que sigues moviéndome el piso y lógicamente pasas por mi cabeza y ser a momentos del día, pero entendí que las cosas difíciles son las que al final mayor provecho y recompensa tendrán.

Difícil, esa sería la palabra que terminaría por brindarte. Tan absorbente por el hecho de querer tenerte, tan absorbente por tu forma de amar, tan absorbente todo esto. Tan largo el camino, con tantos errores y caídas, pero tan satisfactorio el final de poder brindarte eso, ser la parte más difícil que me ha tocado vivir, pero enseñarme a perdonar, a seguir y a valorar.


Respirar vida, no olvido cada memoria, pero vivo. Te amo *podría volver a insertar tu nombre aquí*, pero ya te dejé ir, te perdono, me perdono, nos perdonó. Y hoy, un año después de que llegaras a mi vida puedo decirte adiós y  gracias, sin ti no hubiera podido cruzar todas las puertas por las que ya pase y sin ti no podría decir me gustas, pero me gusto mas así.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Hay años que apremian y años que enseñan

Let’s break el apego

El príncipe y la guerrera de cuento de hadas