Aquí la vida no se termina


Cierra el cajón de lo pasado, ponle llave, cinta o candado. 



Si te sientes culpable de haber sido tú la de la decisión final, recuerda que fue porque hubo decisiones intermedias que no te correspondieron.



Hablando de mujer a mujer y esperando que algún hombre lo entienda, existen reglas, detalles y momentos que no deberían de ser remplazados.



Lo más probable es que yo dijera hasta aquí a esta relación, pero tú mucho antes dijiste hasta aquí a los regalos de cumpleaños, los detalles de aniversario, las flores, los lugares, los momentos.


Y no es cuestión de materialismo, es cuestión de romanticismo. Cosas que se han perdido, o cosas que al menos, a mi, me gustaría tener siempre.


Nunca antes tan confundida como lo estuve de detener la magia de lo que tuvimos, de tomar mis cosas y marcharme. Porque en mi cabeza solo estaban atados tus besos, tus caricias, las risas y los buenos momentos, que claro, estaban sentados sobre todo lo que nunca fuiste y nunca fui estando contigo.


Hoy por hoy se que la gente lucha, las personas intentan, y las personas perduran.


Que si quieres algo lo tienes que alimentar desde el inicio, no solo cuando es causa pérdida. Y a veces hasta alimentándolo al final será causa pérdida, pues tampoco supieron alimentarte a ti.


Así que hasta aquí, no existe forma humana de separar tu cuerpo y regalarle una mitad de ti, de continuar pero sin soltar. No existe la forma de que este presente que has decidido por ti, haga su presente más feliz. No hay forma de que el pasado se borre o se cambie, ni mucho menos que al futuro no salgan los dos.



Porque nadie ha muerto de amor, y lo he comprobado muchas veces. Porque tu decisión va a lastimar pero se va a curar. Porque todo esto que sientes, quieres y piensas es por ti.


No permitas que modifiquen tu pensar de esto, que alguien más te diga que lo intentes, que te aferres. ¿Aferrarme a él? No, aférrate a ti. Aférrate a tu decisión. Sé más fuerte que tus dedos queriendo escribirle, que tu boca queriendo hablarle, que tus ojos queriendo llorarle. Sé más fuerte que eso.


Afronta tus miedos, deja de pensar que volver va a hacer que las cosas por las que te fuiste cambien, porque no lo van a hacer. Porque esas cosas ya no existen, y no van a existir. Porque no fueron educados en la misma familia, ni obtuvieron el mismo pensamiento. Porque no todos somos iguales y no todos queremos lo mismo. Porque algún día encontrarás a quien se siente y te mire, y pueda ser capaz de preguntarse cómo es que apareciste en su vida.


Luché, luché mucho. Tiempo, lágrimas, orgullo, sudor; muchas cosas por ti. Luché por tu amor, por verte feliz. Por adaptarme a un ambiente que no me correspondía. Por dejar pasar cosas, para que tú pudieras estar bien. Deje de valorar lo que realmente le da vida a una relación, me acostumbre a ti.


Me acostumbre a un nosotros de diario. A un nosotros de pareja. A un nosotros seguro. En donde éramos más reales que muchas cosas, pero más ficticios que la verdad. 


En donde te amé por quien fuiste conmigo, pero me dejé de amar para estar contigo. En donde empezó a ser más importante tu bienestar que el mío. En donde los regalos ya no eran importantes, las fechas especiales eran borradas, la lista de lugares remplazada por el mismo de siempre, mi cama. En donde al querer que estuvieras tú, le dije al amor que no quedaría mas espacio para él.


Así que se firme, si regresas solo lo harás para seguir igual. Si es lo que deseas, está bien. Pero no por eso la vida se va a detener y las cosas van a cambiar. Así que si decides quedarte, afróntalo. Deja de quejarte y aprender a vivir con eso. 



Pero si te vas a ir, se firme. Llora, y déjalo llorar. Acepta que de esta no van a salir bien, y que probablemente no vaya a pasar pronto ese sentimiento. Que si tú vas a estar triste, él también lo estará, y hasta más. Pero que eso no lo puedes evitar. Que el tiempo va a curar y de igual forma va a andar. Así que anda con él, fluye con él, vive con él. 

Todo llega, y todo se acomoda. 


Aquí la vida no se termina.


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