Año mariposa. Año grillo. Año tortuga.

Todo cabe.

Y no todo cabe solo porque lo sepamos acomodar; todo cabe si lo sabemos mirar, reconocer y entonces si, acomodar.

 

Mirarnos desde los lugares que nunca lo hemos hecho para que podamos tener resultados o experiencias diferentes.

 

Saber que cabe una relación de amor, respeto y expansión en años que no representan un crecimiento en una dirección “positiva”. Y catálogo positivo entre comillas, porque incluso los momentos más retadores y de mayor confrontación son lo que permiten y dan el espacio a que las relaciones (y no solo de pareja) se acomoden, sanen y se decidan.

 

Se decidan día a día, herida a herida, brillo a brillo, presente a presente. 

En donde dejemos de lado el romántico “el amor lo puede todo” y tomemos decisiones responsables y presentes de lo que nos hace bien. 

El amor hace bien, pero la decisión de querer estar en un lugar, en una relación y con esa persona es lo que lo hace perdurar; lo que lo alimenta.

 

Acomodar el nos hace bien en un si quiero esta relación y también en un valiente adiós cuando es momento de irse; Ambos caben y ambos están bien.

 

Saber que cabe no ser la misma persona que eras ayer, hace un año, hace un instante.

Aprender a escucharnos en cada silencio y ser congruentes con nosotros en cada sonido, en cada acción y en cada momento.

 

Que nada es un error y que las decisiones de un presente pasado pueden ya no ser las decisiones de este presente; puedes moverte.

 

Ninguna decisión es una condena y si duele, nos sobamos y seguimos.

 

Mi camino no es tu camino, mis anhelos no son tus anhelos, mi vida no es tu vida.

Los consejos y opiniones ajenos vienen y hablan desde experiencias, mentes e integraciones de vida que no son iguales a las nuestras.


Por eso aprendamos a escuchar, a agradecer un consejo, una historia, una palabra que venga de alguien más, aprendiendo a reconocer que son textos escritos para otro cuento y que venimos a contar narrativas nuevas y personales, no a crear la obra-colectiva perfecta; estamos construyendo juntos con las contribuciones personales de cada ser humano una creación única y autónoma, en donde cada uno formamos y tenemos un rol perfecto, diferente y personal.


La esencia individual es lo que da sentido al andar.

 

Saber que cabe estar en las altas de alegría, de gozo, de abundancia; así como cabe estar en las altas de peso, de tristeza y de movimiento interno.

Tener unos kilos de más puede ser el sostén de tener una paz mental estable y llorar durante varios días puede ser el sostén de estar de pie a la mañana siguiente.

 

Recordando que no solo somos un cuerpo físico. Somos cuerpos, múltiples, en movimiento. Y habrá años que apremien a unos, mientras qué hay años que piden que los otros sean los que mantengan con vida y equilibro.

 

Somos energía y somos constante movimiento. Si nos quedamos quietos nos estancamos; entonces no seamos tan duros con nosotros por cambiar tanto.

 

Si volteo a ver el inicio del 2021 y cómo fue planeado en mi cabeza, puedo ver que mi mente es capaz de imaginar lo que ella quiera, más no es capaz de crear en el momento el cómo, cuándo y donde se sucederá.

 

Y lo sé porque el que y los anhelos que en aquel enero quería, llegaron. A tropiezos, a llantos, a rupturas y cambios; llegaron.

No lo hicieron el día que yo quería, no lo hicieron con la persona que yo quería, en el lugar que yo quería.

Lo hicieron en el tiempo y lugar perfecto; respetando el que y permitiéndome gozar y vivir lo que realmente anhelo.

 

Porque olvidamos que no anhelamos muchas veces el dinero, anhelamos la casa que queremos comprar con ese dinero.


Los caminos y las opciones para llegar son múltiples y este año poder verlo y reconocer que si olvido el camino y solo quiero llegar a la meta, llegaré algún día a una edad avanzada y me daré cuenta que los objetivos se cumplieron sin saber cómo, pues olvide voltear y darle una hojeada a mi vida.

 

Somos el camino, somos el proceso, somos la experiencia.

La meta es la recompensa de ello, es la manera de ver tangible ese proceso.

 

Año grillo al darme el espacio-tiempo para brincar de donde ya no quería estar y moverme buscando siempre mi más alto bien.

Año tortuga por permitirme reconocer y recordar el valor del proceso, la paciencia de los cambios y la importancia del tiempo presente.

Año mariposa por expandirme, permitirme echar raíces un rato y darme mis nuevas alas para ir por mi; para seguirme a mi.

 

Y repito, todo cabe.

Si el 2021 fue el mejor año de tu vida y también fue uno que dio el giro de 360 y te hizo volver a nacer; cabe.

 

Somos seres que damos, recibimos y agradecemos; por eso hoy te invito a que te des todo ese reconocimiento, recibas tus mejores aplausos y agradezcas lo recorrido.


Siempre hiciste lo mejor que pudiste con lo que tuviste y el hoy verlo, te acerca un paso más a un nuevo presente mas consiente y amoroso.

 




¡Por un 2022 real, presente y consciente!


Comentarios

Entradas populares de este blog

Hay años que apremian y años que enseñan

Let’s break el apego

El príncipe y la guerrera de cuento de hadas