Aprende a decir adiós
A veces la persona que más se ama, también es la persona que más te daña. No siempre el amor viene envuelto en rosas y colores, pero, ¿Qué despedida y final es sencillo?
El amor no duele, eso es muy cierto. Pero duele cuando por el motivo que sea ya no puedes amar y de alguna u otra forma eso sigue siendo amor.
Las cosas, las personas, los momentos, etc. pueden llegar a doler tanto que aferrarte a ellos no solo es un acto absurdo de masoquismo; se empieza a convertir poco a poco en un acto desesperado de que no se vaya, aunque ya ni siquiera esté.
Así somos, es muchas veces más sencillo aferrarse a soltar; y es que, ¿Cómo vas a dejar ir algo que te hizo, algo que te alimentó de mucha vida?
Claro que no es sencillo, claro que no es de un día a otro y claro que tampoco se trata de una decisión.
La decisión te da la llave para salir, pero la puerta no se va a abrir hasta que tú estés listo, hasta que realmente hayas sanado todo, hayas perdonado a él, a ella y a ti.
No se va a abrir hasta que realmente aceptes la situación y aprendas a vivir por ella. De amor no se muere, de amor se vive; pero cuando sientes que estás perdiendo lo que para ti representaba la mayor parte de amor en tu vida, si se siente que algo muere. Te sientes mal, te envuelves en llanto, en intentos desesperados sin saber si se trata de orgullo o dignidad, en consecuencias buenas o malas, en pérdida de rutinas diarias, hasta de personas. Muere una parte de ti por decirlo de una manera surrealista, se cierra un ciclo, se termina esa experiencia.
No verás el inicio de un nuevo ciclo en ese momento, los cambios de aires, las nuevas experiencias; vas a sentir que todo se viene abajo y no está mal, es humano.
No se va a abrir hasta que realmente aceptes la situación y aprendas a vivir por ella. De amor no se muere, de amor se vive; pero cuando sientes que estás perdiendo lo que para ti representaba la mayor parte de amor en tu vida, si se siente que algo muere. Te sientes mal, te envuelves en llanto, en intentos desesperados sin saber si se trata de orgullo o dignidad, en consecuencias buenas o malas, en pérdida de rutinas diarias, hasta de personas. Muere una parte de ti por decirlo de una manera surrealista, se cierra un ciclo, se termina esa experiencia.
No verás el inicio de un nuevo ciclo en ese momento, los cambios de aires, las nuevas experiencias; vas a sentir que todo se viene abajo y no está mal, es humano.
Así que siéntelo, deja que te toque el adiós, que te toquen esas despedidas que tanto duelen, deja que te hagan sentir lo que tienen que hacerte sentir.
Aférrate y evítala si en tus manos está que no termine, lucha, entrégate, desvívete por ella. Rompe el prejuicio entre orgullo y dignidad y aviéntate por lo que sabes que mereces y quieres en tu vida. Dale el cien y evita esa despedida.
Aférrate y evítala si en tus manos está que no termine, lucha, entrégate, desvívete por ella. Rompe el prejuicio entre orgullo y dignidad y aviéntate por lo que sabes que mereces y quieres en tu vida. Dale el cien y evita esa despedida.
Uno conoce las dimensiones y lo que quiere, aunque el amor cegue, pero reconocerlo es necesario, porque entonces es ahí en donde reside la fortaleza humana. Si sabes que la despedida tiene que ser entonces igual aférrate, evita lo que ya no quieres para ti, lucha por lo que mereces, entrégate a los cambios, desvívete por ellos. Rompe la dependencia, llórale, date el orgullo y dignidad que mereces.
Las cosas siempre terminan sanando. Piensa en lo que más te dolía hace un par de años, hoy ya aprendiste a vivir con ello. Algunas cosas toman más que otras, algunas nunca se borran, pero todas se terminan aceptando, tomando de la mano y caminando con ellas como lo que eres y te ha formado.
Bien dicen que no hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla. Pero también de vez en cuando está bien saber que hay fechas eternas y plazos pactados para toda la vida.
No vivamos buscando alguna razón que agrande el dolor que ya se sufrió, que ya se sintió. Las cosas pasan por algo. No aferres algún mal del pasado a algún mal del presente, asociarlos normalmente hace que se vuelva a donde ya se sano.
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