Ya no pretendo
Últimamente he sentido que ya no escribo para mí y si lo hago pretendo hacerlo siempre alegre, siempre positiva, siempre siendo el mejor ejemplo para los demás.
Me rompo yo sola al arrebatarme la única manera de curarme y de conectarme al tratar de poner mis palabras a la disposición del público y no de mi persona.
La mujer que soy hoy por hoy me enorgullece, el brillo que irradio me llena tanto de paz y tranquilidad pues sé que es natural.
He vuelto a las raíces, mucho más nueva, mucho más viva; pero siguen siendo las raíces conocidas y me está costando poder ver con otros ojos todo.
Traigo una vibra muy buena conmigo, pero volteo a todos esos lugares que ya me son familiares y en automático mi cerebro y corazón conectan con lo que ya tenían. Que padre en muchas ocasiones, pero si estoy escribiendo hoy esto es porque me han estado conectando con cosas que en su momento no supe aterrizar de la mejor manera o que nunca concreté, y es como si quisieran arrastrarme una vez más hasta ahí.
No ayuda mucho a mi ser tener tanto tiempo libre, pues si bien no me conocen, yo lo hago y cuando tengo demasiado tiempo para pensar cosas, suelo recaer en otras más que no quiero pensar.
Soy muy fuerte, he sido muy fuerte.
Es solo que hoy volteo y no sé a quién decirle todo esto, sentada en una bella cafetería del centro, sola, pues en miércoles a medio día nadie está disponible; y aunque lo estuvieran, son tan pocas mis ganas de lidiar con el pasado y están tan lejos de mí las personas con las que sí quiero lidiar, que me gusta mi auto presencia.
Eso es lo que más disfrutaba de estar en un país en donde nadie sabía quién era; mi libertad. No soy solitaria, nunca lo he sido. Pero cómo me disfruté.
Quiero seguir haciendo eso aquí, aunque sea mi raíz. Quiero quitarme el miedo de salir a la calle y encontrarme con algo que no me guste, con algo que me haga regresar a donde nunca más quiero volver. Y que mediocre sueno y hasta cobarde, pero a veces si es muy difícil.
Estoy bien, realmente estoy contenta y tranquila. Solo necesito volver a encontrarme aquí, volver a sentir que pertenezco. O tal vez no necesito volver a pertenecer, tal vez necesito seguir haciendo lo que me ha estado funcionando tan bien; ser libre, volar, correr, hacer y deshacer con la ciudad como lo hice en otro país. Enfrentarme a la realidad que he venido juzgando por meses y aferrarme a mis palabras, dejar de jugar a ser la salvadora del mundo y empezar a salvar el mío.
Seguir con esas ganas y pensamientos de comerme el mundo en el lugar que estoy parada sin necesidad de que sea un lugar ajeno a mi país. Aprovechar mi tiempo, conocer lugares; por ejemplo, hoy puedo tachar una cafetería más de mi lista y eso para mí es un buen comienzo.
Ya no actuó por actuar, y ya no pretendo ser nadie más que no soy. Creo que a eso se debe que me esté costando tanto esto, porque cuando juegas a ser la actriz, a gustarle a los demás, a girar con el mundo, todo parece ser más sencillo.
Pero cuando en realidad te encuentras, cuando ya sabes quién eres y lo que quieres, las cosas sencillas desaparecen, la zona de confort se va y es ahí cuando todo es más bonito, cuando cada detalle cuenta y cuando tú y solo tú cuentas; cuando tú y solo tú lo vales todo.
Comentarios
Publicar un comentario