Mientras llovía a 20
km/hr y lo único que pensaba mientras Whitney Houston cantaba ‘I will always
love you’ a volumen máximo en los audífonos de algún enamorado a cinco asientos
del mío, era en arte.
Pensaba en música y
aparecía tu voz en mi cabeza.
Pensaba en poesía y
recitabas lentamente un te quiero mucho más que muchísimo en mis pensamientos.
Pensaba en pintura y solo
veía tus manos rozando mi cuerpo. Ese espacio que se rompía cuando nos
juntábamos y ese universo que se creaba cuando nos sentíamos.
Pensaba en literatura y
en cómo Honoré de Balzac representa tan bien todo lo que sentía por ti en la
carta que le escribió a la condesa Eveline Hanska.
Y claro que detesto la
literatura, pero mientras íbamos ya a 60km/hr, me puse a leer aquella que decía:
“Estoy prácticamente loco
por ti, tanto como uno puede estar loco: no puedo unir dos ideas sin que tú te
interpongas entre ellas. No puedo pensar en nada más que en ti”.
Pensaba en la danza y en
cómo tus pasos de baile merecían llevar un nombre y ser tomados en clases de
los martes por la noche para que la gente aprendiera lo que era ser tan feliz
en cualquier momento.
Pensaba en la fotografía
y en cómo eras capaz de estar más presente en una captura mental que en una
foto de celular.
Pensaba en arquitectura y
en todo lo que poco a poco ibas construyendo en mí. En cada detalle que le
dabas a lo que hacías y en cada detalle que olvidabas poner.
Y una vez más, a 80 km/hr
podía decir que pensaba en arte. Pensaba que el arte en vida eras tú.
Me estaba dando cuenta
que estaba haciendo del arte algo eterno e inmortal cada vez que lo plasmaba en
letras, escritos tontos y sin sentido cada vez que te ibas. Cada vez que se me
hacía más difícil despedirme de ti.
Que no se a que se
refiera la gente cuando se dice que se ama, pero que contigo si se a que se
refieren cuando dicen que se transmite. Que estar contigo me transmite todo,
paz, despreocupación, amor.
Llevaba meses tratando de
encontrar la canción perfecta que nos describiera, pero es que ninguna lo
hacía. No lograba encontrar alguna que hablará del universo en uno mismo, ni
mucho menos del compartido.
100 km/hr y mi corazón ya
saltaba. Tenía una migraña de aquellas y sin embargo dormir era casi imposible.
Quisiera seguir durmiendo
contigo.
Recordaba la primera vez
que hicimos el amor. Aquella primera vez en la puerta de mi casa en donde
dijiste que me querías.
Yo no sé, pero fue la
primera vez que mi corazón bailo contigo, que cerré los ojos y le pedí a todo
el universo que ya no te fueras de ahí, que te quedaras siempre conmigo. Y es
que nunca olvidaré esa primera vez, porque no necesitaste tocarme para hacerlo,
para comenzar a crearlo.
Una hora más tarde ahora
cantaba Julion Alvarez a mi lado ‘Ojos verdes’. Bueno, en realidad la cantaba
el señor que amablemente me había cedido su lugar, así que podía escucharlo un
rato más.
En realidad no espero ser
tu primer amor, ya que el tiempo para haberlo sido para ambos ya había
caducado. En 20 años, era casi imposible poderlo ser.
Espero solo ser vida para
ti, y cuando hablaba de vida hablaba de todo lo que conlleva nombrarte así. Ser
el amanecer y el motor de tu día, ser las horas más calurosas e insoportables
que se presenten a medio día, ser el hambre y la llenadera que más quieras y
más te harte, ser tu ocaso, el cambio de milagro a tentación y el cambio de
tómame de la mano a quitarme la ropa.
Espero solo ser tu
compañera de todo, de alegrías, enojos y lágrimas sobre todo, para poder darte
un abrazo de pollito que a lo mejor no curaría nada, pero mejoraría todo.
Espero ser aquella con la
que puedas ir por un café un domingo a mediodía y con la que puedas ir por un
poco de alcohol un viernes a media noche. Ser tu amiga, compañera, novia y tu
incondicional.
Espero ser solo amor que
marca, amor que queda. Amor sin fecha de caducidad y sin fecha de entrega. Amor
constante y amor puro.
0km/hr, es momento de
bajarme, pero no sin antes volver a decirlo y volver a plasmarlo, eres mi arte,
eres mi cielo, eres mi presente y eres mi te quiero.
Comentarios
Publicar un comentario