Por otro amor o por otra vida
Me gusta pensar que lo he hecho.
Me gusta saber que aún mantengo esa poca cordura en mi pensar que me hace saber que es lo que merezco.
Me gusta darme cuenta que he crecido y que he madurado, no todos los aspectos claro está, pero si los necesarios que me detenían a poder crecer en otros.
Me gusta saber que ya lo he entiendo, que por fin comprendo todo aquello que me torturaba el pensar y a su vez el vivir.
Me gusta entender lo que me rodea y poder aceptar cuando no me gusta.
Sin querer abrir heridas comencé a leer todos esos escritos por los cuales me solté. Leyendo estos en orden cronológico de alguna forma fui reviviendo cada sentimiento que en su momento paso a ser mi realidad.
Los leo y no encuentro una sensación congruente en mí al respecto, siento melancolía, alegría, enojo, frustración, un poco de pena y algo de chiste en ellos.
Como he cambiado y como es capaz de todo cambiar cuando tu lo haces. Hace unos meses me sentía tumbada, otra persona. Todos lo notaban, más nadie lo decía.
No era mi esencia la que se encontraba en mi presencia, era un eco de adicción, de control y masoquismo.
No disfrutaba nada de lo que hacía, pues al parecer esperaba que otra persona se sintiera a gusto conmigo para poder entonces disfrutar de todo lo que me rodeaba. Esperaba encontrar mi felicidad en la felicidad de alguien más. ¡Qué fuerte decisión tomé en ese momento!
Soltaba lo que amaba por aquello que yo esperaba que me amará. Dejé de frecuentar amigos, lugares que me daban vida, dejé de ser esa niña tonta y sincera que me hacía, por tratar de ser esa mujer fuerte y madura que ellos querían.
Comencé a aceptar amor por compañía, por necesidad. Aceptaba cualquier cosa que no me pareciera idealizandolo como algo bueno. Sutilmente pensaba que si aceptaba todo lo que la otra persona decía muy a pesar de que a mi no me hiciera sentir feliz y cómoda, estaba aceptando que ambos éramos diferentes y que una de las dos partes tenía que ceder. Claro está que deje de tener la última palabra en eso del amor.
Aprobaba cada retraso de tiempo, cada ten paciencia pronto será, cada necesito estar bien para que estemos bien, cada así soy y no cambiaré. Empecé a aprobar cada pequeño detalle, por no llamarle pretexto que la otra persona me decía.
¿Y quieren saber por qué lo catalogo como tal?
Justo porque eso era. Tanto me empeñe en complacer a alguien más para que estuviera conmigo, que no me daba cuenta que esa persona nunca iba a estar y poco a poco tampoco quedaría nada de mí en mi ser.
No me daba cuenta que el amor es natural y del corazón, que cuando tratas de obligar a alguien a estar contigo, solo estas obligandote a ti a aceptar cualquier detalle de esa persona para lograr el fin, estar sin estar.
Me encaprichaba tanto con la idea de estar con alguien, que mientras la idea en mi cabeza no fuera tocada por la realidad yo era capaz de apostar por todos los términos y condiciones que la otra persona ponía.
Demos un ejemplo: Vamos a hacer las cosas bien, a su tiempo. Perfecto, me decía. Quiere llevar todo bien conmigo, que el tiempo vaya acomodando lo que está pasando. Pero en mi cabeza probablemente faltaba un al menos hubieras dicho en 2 semanas 2 días vamos a estar juntos para que algo tuviera congruencia en mí.
Ponían términos y condiciones tan extraños, como el mi relación pasada me dejo afectado, entiendeme. Claro que te entendía porque bueno está la idea de que si apoyas y ayudas a la otra persona te tendrá cariño. Y ahora pienso y digo, pues entonces si no estabas sanado y no estabas listo para otra relación entonces pretendías encontrar en mi un psicólogo o compañía para olvidar a ratos lo que viviste.
Una vez más lo repito, el amor no es clavo que saca otro clavo, el amor es clavo que se sano y salió por el mismo, clavo que puede estar bien con otro clavo para que juntos puedan levantarse.
Para que doy más ejemplos, creo que el punto ya quedó expresado. Acepté mucho recibiendo poco.
Y que digo poco, en realidad no recibí nada. De la persona con la que acepté todo, esperas, promesas, pretextos, llamadas, salidas, etc. ni siquiera obtuve lo que quería, que era estar con él. Al contrario, obtuve que al final esa persona no quisiera estar conmigo.
De la persona con la que acepté que decía que éramos diferentes y debíamos acoplarnos, a la que nunca quería verme por su agenda ocupada y con el que yo quería un relación estable, recibí lo mismo, que no quisiera estar conmigo.
Y aquí es cuando contesto porque todo eso siempre fue un pretexto, siempre fue un no queremos estar contigo y un si aferrate a que algún día van a querer.
Porque el día que lo acepte y comprendí todo esto, el día que pude hablar con mi persona y decirle que no por intentar vas a obtener lo que quieres, que no por querer el otro va a querer, que necesitas olvidarte de querer llenar todo con el amor en pareja y empezar a retomar todo con el amor de vida, de familia, de amigos y de tu persona fue el día que vi que lo que estaba mal no era yo, si no mi capricho por el otro.
Solté todo, me dije hasta aquí. Tomé valor y seguí. Me puse vestido, me pinte los labios, me peine y salí a la calle tan segura de mi que ni siquiera me reconocía. Borre sus números, borre de mis ansias las ganas de hablarles o verlos.
Empecé de cero. Empecé a ser yo, a sentirme bien, libre y feliz. A volver a retomar amistades pasadas, a crear lazos más fuertes de amistades presentes, a disfrutar los fines de semana en familia, a no llorar y encerrarme a escuchar música triste por las noches y mejor salir de fiesta o por un café con mis amigas.
Empecé a dejar el celular de lado todo el día pues ya no me importaba recibir o mandar algo.
Empecé a madurar, a madurar desde lo vivido y es así como realmente lo catalogue como experiencia de vida, pues me estaba dando vida.
Ahora me siento plena, empezando nuevas cosas, dejandome sentir en esto del amor, pero ahora ya no acepto menos de lo que se que merezco. Y ahora ya no me siento mal por decir lo que quiero y que hacer eso haga que la otra persona se vaya. Porque la verdad, que se vaya. Para que quiero volver a cargar con algo que no tengo la fuerza para hacerlo y solo me estoy empeñando en sacarla quitandola de otros lugares que si son importantes.
Quién quiera estar contigo lo va a estar, vas a tener que aceptar muchas cosas, pero son cosas que no cambian tu ideología ni lo que buscas. Son cosas que nos hacen diferentes.
Y ahora es cuando veo que esas personas empiezan a escribirme, el que no quería nada serio ahora quiere que lo intentemos, el que no tenía tiempo ahora resulta que su semana lleva mi nombre.
Y ahora es cuando puedo darme el lujo de decir gracias, estoy ocupada y no me interesa.
Comentarios
Publicar un comentario